Una revista con autores, no con consignas
Desde su primer número, la revista Orsai evita deliberadamente los temas de agenda. Cambio climático, coyuntura política o tópicos de temporada rara vez aparecen en sus páginas. En cambio, la publicación se define como una revista de autor: cada texto responde al interés personal del escritor, sin lineamientos editoriales impuestos. Esta filosofía fue reafirmada durante la charla, en la que Hernán Casciari, Chiri Basilis y Carolina Martínez conversaron con Horacio Altuna sobre la evolución del proyecto.
Un ejemplo reciente es la interacción entre el texto de Quintín y la ilustración de Miguel Rep, quien lo intervino con una respuesta gráfica. La discusión continuó en el número siguiente, cuando Quintín respondió por escrito. Esta dinámica —casi extinta en las publicaciones actuales— busca recuperar el espíritu de debate intelectual de revistas como Crisis o Marcha, donde los autores discrepaban públicamente desde el respeto y la inteligencia.
Humor, disidencia y libertad editorial
Otro de los pilares fundacionales de Orsai es el humor. No como categoría temática, sino como forma de posicionarse frente al mundo. La revista se construye desde el juego, lo inesperado y la posibilidad de cambiar de opinión. «No somos un medio prestigioso, somos dos boludos hablando pavadas», dijo Casciari en la charla, subrayando que esa ligereza es, precisamente, el secreto de la libertad creativa.
Además, se destacó que Orsai no tiene una línea ideológica homogénea: en sus páginas conviven voces tan diversas como Juan Villoro o Laila Roth. Para sus editores, la verdadera riqueza de un medio cultural está en permitir que coexistan ideas opuestas sin imponer una dirección única. Esa es, quizás, la marca más indeleble del proyecto.