Nunca tuvimos un índice y esta edición tiene uno. Nunca tuvimos separadores descargables y en este número de Orsai los tenemos. Jamás imprimimos una edición numerada, pero esta contratapa tiene un código alfanumérico que incluye una sorpresa. ¿Qué está pasando? ¿Es esta una edición temática? No. Este no es un número especial de Orsai.
En todo caso, es una época especial de nuestras vidas. Una época rara en la que el fútbol nos hizo creer en algunas utopías. Cerramos 2022 con una noticia imposible: Lionel Messi, luego de consagrarse campeón del mundo en Qatar, en la final más trepidante de la historia del fútbol, mandó un mensaje para decir que se emocionó con la crónica que aparece en la página ciento noventa y dos de esta revista. ¿No es raro?
El resto de la revista, en cambio, se compone (como siempre) de un puñado de cuentos. Aunque en esta edición hay cambios. Por ejemplo, verán un índice que les permitirá acceder a una versión sonora de cada relato completo de la revista. Esta es una novedad que vamos a mantener desde hoy: Orsai, además de leerse, podrá escucharse de punta a punta en la voz del autor o la autora. La razón de este cambio es, sobre todo, que la presente edición de la revista se convirtió en la más vendida de su historia… por culpa de Messi.
Las reservas explotaron y, de hecho, tuvimos que agregar páginas al final para mantener la costumbre de publicar el nombre y apellido de todos los lectores que la reservaron en preventa. Obviamente, muchos de esos nuevos lectores compraron la revista por impulso, solo para leer completa la crónica sobre la valija de Lionel. Algunos incluso pensaron que estaban comprando un libro en vez de una revista. Y justo entonces, cuando descubrimos que llegaría gente nueva, sospechamos algo que suele pasar muy seguido: de ese grupo de compradores flamantes, quizás algunos ni siquiera tengan tiempo de leer la revista completa, o no tengan aceitado el ejercicio de la lectura.
Para ellos, entonces, incorporamos desde hoy la versión sonora de Orsai. Pero no me quiero hacer el distraído: también para mí. Yo tampoco leo tanto como antes. Y aunque me guste, muchas veces llego a la cama cansado, con ganas de cerrar los ojos y de que me cuenten una historia en audio. No un podcast ni una entrevista: solo ficción. Algo falso, una utopía, una fábula irreal que me conmueva. Una historia imposible. Por ejemplo, la historia de un chico que cambia de país, que mantiene su acento, que sufre el desprecio de algunos compatriotas y que un día sale campeón del mundo, hace feliz a su país entero, vuelve, millones lo ovacionan, se va a dormir, y al otro día, mientras toma mate, manda un mensaje por teléfono para decir que lloró con un cuento que aparece en tu revista.
Ya sé que no puede ser cierto, pero la literatura tiene eso: a veces alcanza con cerrar los ojos y soñar.
H.C.