Serán ediciones excepcionales, de las que esta es la primera. Y digo «excepcionales» porque, secretamente, hoy empezamos a festejar los quince años del proyecto que vio la luz en la cancha de la Liga de Fútbol de Mercedes el veintiocho de diciembre de 2010. Chiri y yo teníamos casi cuarenta años y vivíamos en España. Ahora tenemos casi cincuenta y cinco y vivimos en Argentina.
Por eso, el que nos convoca es un festejo lento que va a durar desde ahora y hasta el veintiocho de diciembre de 2025, día en que saldrá de imprenta el número 16, el último de esta segunda temporada, y que ustedes tendrán en la mano. Repito: si hay suerte.
Dije con tanta seguridad que ustedes tendrán los cinco ejemplares de este año porque esta es una de las novedades: la revista solo se puede conseguir por suscripción, es decir que si tenés esta es porque tendrás las cinco, tarde o temprano. Por eso (ya lo verán) hay muchas historias en formato folletín, es decir, que empiezan ahora y terminan en el quinto episodio.
Otra de las novedades de este año es que invitamos a un solo ilustrador para que intervenga con su pluma toda la revista. En este número, el honor nos lo hace el maestro Miguel Rep; en las siguientes cuatro, serán otros.
Por alguna razón, con Chiri sentimos la necesidad de volver a las raíces más profundas de nuestros gustos en este final de temporada. Los textos que van a leer (o escuchar) son de los autores que mejor nos representan. Hay diversas ideologías, formatos y géneros. Hay autores de varios países y edades. Pero algo los unifica a ellos y a nosotros: estamos acá porque nos gusta, y no porque hay que estar.
Chiri y yo sentimos que estamos dando la vuelta a la manzana en esta temporada final de Orsai. Que salimos del zaguán de casa hace quince años, que visitamos muchos lugares desconocidos —siempre sin cruzar la calle— y que ahora ya reconocemos otra vez la vereda personal, los árboles de siempre, la casa propia.
Ojalá ustedes sientan lo mismo durante todo este año.