Power Paola: una autora, una revista, una historia dibujada

Power Paola será la responsable visual del número de julio de la revista Orsai. En su paso por Mesa de Redacción, contó cómo un apodo fortuito en el subte parisino y una larga travesía personal la llevaron hasta este proyecto tan analógico como colectivo.

De la autoficción al lomo ilustrado

Durante el episodio, la artista colombo-ecuatoriana Power Paola compartió con naturalidad su recorrido por el mundo del dibujo y la historieta, desde sus inicios como pintora en Francia hasta su integración en la comunidad creativa argentina. Fue en Buenos Aires donde encontró su tribu, sumándose a espacios como Historietas Reales y forjando vínculos con otros artistas latinoamericanos.

Su llegada a Orsai fue orquestada por Horacio Altuna, quien la invitó a intervenir —literalmente— el próximo número de la revista. Power no solo aceptó: lo abrazó como una forma de juego. Trabaja cada mañana, con mate y lápiz en mano, ilustrando los textos con placer artesanal. “Me podría dedicar a esto toda la vida”, confesó. Y en cada trazo se nota.

Una revista, una voz gráfica

El proyecto de Orsai para este año es que cada número sea ilustrado por un solo artista. Después de Miguel Rep y Matías Tolosa, llega el turno de Power Paola, quien ya tiene casi terminado su ejemplar. La propuesta: intervenir la revista en papel, no desde lo digital, sino a mano, respetando espacios, dejando marcas únicas, y devolviendo a la publicación una dimensión táctil, real, viva.

Lo que parecía una consigna sencilla —“intervenir el ejemplar”— se transforma, en manos de artistas como ella, en una editorialización profunda. Un viaje visual que amplifica las voces de los textos y les da una nueva lectura desde la ilustración.

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Las 25 historias a continuación fueron elegidas entre los alumnos del taller de anécdotas de Hernán Casciari como las mejores. Estamos totalmente de acuerdo.
Paloma Fabrykant pasó por Mesa de Redacción para hablar de sus textos, sus ensayos en Orsai, su próxima novela y su desprecio absoluto por la peluquería. Escribe sólo por encargo, pero escribe como si el fin del mundo dependiera de eso.

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Esto es lo que hablan una hija de veinte años que vive en Barcelona y lee mucho y un padre que vive en el campo y lee cada vez menos.