Si fuera una serie, esta sería la S02E02. Una de las mejores Orsai de todos los tiempos. La portada es de Gustavo Aimar (para un gran texto de Seselovsky) y lo de adentro no tiene desperdicio.
En el segundo editorial de la segunda temporada el director ironiza sobre lo sencillo que es hacer una revista cultural sin publicidad y sin subsidios en el contexto de un gobierno de derecha.
El cronista Alejandro Seselovsky supo, a los 44 años, que era hora de indagar en sus orígenes. Y usó todas las técnicas de su oficio para buscar a la chica que lo abandonó al nacer.
Un cuento erótico, sensible y retorcido sobre un hombre con el deseo de estar con una mujer embarazada a la que, casi sin darse cuenta, empieza a querer.
Carolina Aguirre viaja a Japón en medio de una crisis personal. Al mismo tiempo que descubre el territorio oriental, resignificará la relación con su pasado y la convertirá en una obsesión.
Una fundación invitó a Pedro Mairal a dar unos talleres de escritura en Francia junto con Washington Cucurto. Con manía de escritor, Pedro llevó un diario de viaje de las cosas que pasaban.
Cuando Ana Pietro se dispuso a escribir un libro sobre terrorismo, se dio cuenta de que en realidad lo que quería eran respuestas sobre su historia familiar. Aquí la crónica de ese descubrimiento.
Rodolfo Palacios nos estremece con una historia personal, que involucra a Enrique Symns, al submundo del hampa y a un trauma que, por las noches, no siempre lo deja dormir.
Pablo Ramos debuta en Orsai deleitándonos con una crónica en la que retrata a un personaje de Avellaneda, su lugar en el mundo. El personaje es Julio Humberto Grondona, ni más ni menos.
Primer cuento sobre velorios de los dos que publicamos en esta edición. Hernán Vanoli explora los funerales, esas puertas entreabiertas entre la
vida y la muerte.